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martes, 10 de abril de 2012

Érase una vez un equipo de baloncesto que dio que hablar... En este blog encontrarás muchas razones para comprender lo que fue aquel grupo de amigos y aquel baloncesto.

Todo empezó, allá por el año 1968, en el Colegio 'viejo' de 'los Maristas', el que estaba ubicado en la calle San Agustín (Cartagena). Hoy se conserva la fachada, pero el destino lo rehabilitó para viviendas. Yo (Vicente Navarro Adelantado), tenía 11 años, y un Hermano Marista, llamado Vicente Campos, enamorado del baloncesto, tuvo el acierto de sumarse a la campaña nacional que promocionaba el minibasket por primera vez en España. Él es el primer eslabón de una cadena de circunstancias, que iré desgranando...

De modo que se incorporaron cuatro canastas a la geografía de aquel patio del colegio, de suelo de terrazo, que, hasta ese momento, solo habían compartido deportes tan nobles como el balonmano, el hockey sobre patines, y el tan socorrido fútbol en campo pequeño (por fuerza de las dimensiones) de lo que después se conoció como futbito y, más tarde, fútbol-sala. No me atrevo a decir que esto fuese un invento de mi colegio, pero lo dejo para investigadores arriesgados. Sí recuerdo, en los recreos, cursando primero de 'bachillerato' (11-12 años) que jugábamos al 'fútbol rústico', dándole a una pelota de papel reforzado con cinta adhesiva estrechita ('papel celo', de la época), y con verdadera licencia 007para matar, pues entraba a jugar todo el que quería y las metas eran los fondos de ambos campos. Dicho en cartagenero: 'una animalá'.

(Arriba) Téte Suances, Vicente Navarro, Fernando Gª de la Serrana, Pagán
(Abajo) Isidro Solano, Hernández Egea, Nacho Martí
AÑO 1968

Volviendo al minibasket, de pronto y en un colegio que, por efecto del buen trabajo del profesor Antonio Ros, todo olía a balonmano, se inundó de balones de minibasket, organizándose entrenamientos por las tardes y partiditos internos, entre clases, los sábados por la mañana. Un día, el Hermano Vicente Campos, no sé cómo, hizo aparecer por allí a un tipo muy singular, amante del baloncesto como he visto pocos, y de calidad irrepetible, como su barba, muy de los setenta. Era Pepe Gadella, que nos enseñó las cuatro letras del minibasket, a saber: bote, pase, tiro, y 'chuparla'. El juego que nos trasladó podríamos definirlo como un juego intuitivo, donde la espontaneidad era un grado; sin embargo, también aprendimos una concepción natural y global del juego que después nos dio buenos frutos. Como entrenador, su inmersión en el juego era de lo más etnográfica, porque analizaba las cosas desde dentro... ¡vamos! que se echaba los partiditos en cuanto se lo pedía el cuerpo.

Éste fue uno de esos partiditos de los sábados, que, por cierto, perdimos. De todos estos amigos de la foto anterior, seguí jugando los mejores años baloncestísticos con Téte, y mantuve algún contacto con Isidro y Fernando.


En Cartagena había, en 1968, cierta tradición de baloncesto, pero no de minibasket. Desde luego, esta fiebre era de una enfermedad nueva, que, como después se vio, creó una variabilidad genética diferenciada: jugadores que podían dominar un balón por ser más pequeño, y lanzar a canasta con más coordinación.


 Un partido en la Plaza del Ayuntamiento (Cartagena. Murcia).
En el centro, Joaquín Juan Agüera (Quini); en primer plano, Pepe García.
En la mesa de anotadores, el Hermano Vicente Campos, y junto
a él, de rodillas (en el banquillo, pero sin banco), Vicente Navarro

No se asuste el lector que los datos que aporto no son fruto solo de mi memoria, sino que guardo una vieja libreta con fotos propias y 'prestadas', y recortes de periódico que, poco a poco, iremos mostrando.


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